El papa Francisco dijo que no juzgará a los sacerdotes por su orientación homosexual.

La Gran Ramera, Iglesia católica Romana, se sigue ajustando al mundo y flaquea con lo que ya la biblia condenaba hace miles de años.



El papa Francisco dijo ayer lunes que no juzgará a los sacerdotes por su orientación homosexual durante una conferencia de prensa muy franca y de amplio calado a bordo del avión que lo trajo de Brasil, su primer viaje al extranjero como máximo representante de la Iglesia católica.

“Si alguien es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para juzgarle?”, dijo Francisco. “No debemos marginar a la gente por esto, deben ser integrados a la sociedad”. Su predecesor, el papa Benedicto XVI, firmó un documento en 2005 según el cual los hombres con profundas tendencias homosexuales no deberían ser sacerdotes. Francisco se mostró mucho más conciliador en su primera conferencia de prensa como sumo pontífice, al insistir que los sacerdotes gay deberían ser perdonados y sus pecados deben ser olvidados.

Los comentarios no indicaron un cambio en la política de la Iglesia al respecto. La enseñanza católica establece que los actos homosexuales son “intrínsecamente incorrectos”.

Sin embargo, sí indicaron un cambio en el tono del joven papado de Francisco y un énfasis en una Iglesia más incluyente y compasiva en lugar de crítica y disciplinaria.

Los líderes homosexuales se sintieron animados por la actitud del papa de evitar los juicios, y dijeron que el cambio de tono constituye un progreso, aunque para algunos, la señal de aliento se vio atemperada cuando Francisco habló de los “pecados” del clero gay.

“Estoy muy contento por la noticia”, dijo Francis De- Bernando, director ejecutivo de New Ways Ministry, un grupo estadounidense que promueve la justicia y la reconciliación entre las lesbianas, los homosexuales, los bisexuales y las personas que cambian de sexo con la comunidad de la Iglesia.

“Durante décadas sólo hemos recibido comentarios negativos del Vaticano sobre los homosexuales y las lesbianas”, dijo DeBernando en una entrevista telefónica desde Maryland.

El mayor grupo de derechos homosexuales de Estados Unidos, Human Rights Campaign, dijo en una declaración que los comentarios del papa “reflejan un esperanzador cambio de tono”.

Aun así, dijo Chad Griffin, presidente del HRC, mientras a los individuos, a las parejas y a los jóvenes gay “se les diga en los templos grandes y pequeños que sus vidas y sus familias están desordenadas y sumidas en el pecado debido a la forma en que nacieron —la forma en que Dios los hizo—, entonces la Iglesia está enviando un mensaje profundamente dañino”.

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