Juan Pablo Duarte y Díez (Ciudad Colonial, Santo Domingo, España colonial; 26 de enero de 1813-Caracas, Venezuela; 15 de julio de 1876) fue un político y activista liberal dominicano. Está considerado, junto a Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, unos de los Padres de la patria y fundadores de la República Dominicana. Ideó y presidió la lucha de organización político-militar clandestina La Trinitaria, creada para luchar contra la invasión haitiana y por la independencia.
Desde el exilio Duarte supervisó y financió la guerra de independencia llevada a cabo por sus compañeros de lucha, lo que derivó en su ruina económica. Su liderazgo lo convirtió en blanco de acusaciones que lo llevaron a ser expulsado de la recíén creada nación en varias ocasiones. Su visión liberal se vio socavada por las élites conservadoras que pretendían someter el país a las potencias coloniales y volver al regionalismo tradicional. Sin embargo, sus ideales democráticos, han servido como principios rectores para la mayoría de los gobiernos dominicanos. Su iniciativa lo convirtió en un mártir político a los ojos de las generaciones posteriores.
En 1842, Duarte se convirtió en oficial de la Guardia Nacional, a la sazón dirigida por el gobierno haitiano. En 1843 participó en la «Revolución Reformista» contra la dictadura de Jean Pierre Boyer, quien amenazaba con invadir la parte occidental de la isla con intención de unificarla. Tras la derrota del presidente haitiano Charles Herard y la proclamación de la independencia dominicana en 1844, la Junta formada para designar al primer gobernante de la nación eligió por mayoría a Duarte para presidirla pero él declinó la propuesta, tomando el cargo en su lugar Tomás Bobadilla.
Duarte sostuvo fuertes desacuerdos con sectores conservadores, en especial con el terrateniente Pedro Santana, quien consideraba inviables las ideas independentistas de Duarte. De estas pugnas, Santana salió fortalecido mientras que Duarte sufrió varios destierros y murió exiliado en Venezuela en 1876.
Primeros años
Duarte nació el 26 de enero de 1813 en Santo Domingo colonial (actual Ciudad Colonial) durante el período de la España Boba, en el seno de una familia de clase media que se dedicaba al comercio de artículos de marina y ferretería en la zona portuaria de Santo Domingo. Hijo de Juan José Duarte Rodríguez (próspero comerciante español procedente de Vejer de la Frontera, Cádiz, España) y Manuela Díez Jiménez (natural de El Seybo, hija de un español y una dominicana). Duarte fue el cuarto de once hermanos, siendo los más conocidos Vicente Celestino, comerciante de madera y Rosa Protomártir, quien se desempeñó como periodista y maestra; ambos tuvieron una activa participación en la causa independentista de su hermano.
En 1802 los padres de Duarte, emigraron desde la colonia española en Santo Domingo a Mayagüez, Puerto Rico, evadiendo la imposición del estado francés en el lado oriental de la isla. Esta transformación de la parte colonial de la isla se hizo evidente el año anterior, cuando Toussaint Louverture, el gobernador de Saint Domingue (actual Haití), una colonia francesa situada en el tercio occidental de La Española, tomó el control de Santo Domingo, situado en la parte oriental de la misma. En ese momento, Francia y Saint Domingue estaban pasando por exhaustivos movimientos sociales, a saber, la Revolución Francesa y la Revolución Haitiana. En la ocupación de la parte española de la isla, el legendario gobernador negro Louverture, estaba siguiendo las indicaciones otorgadas por los gobiernos de Francia y España en la Paz de Basilea, firmado en 1795, en el cual España le había cedido la parte española a Francia.
A su llegada a Santo Domingo, Louverture inmediatamente abolió la esclavitud, aunque la abolición definitiva no tuvo lugar hasta 1822. Además, convirtió al francés las viejas instituciones coloniales españolas. Puerto Rico seguía siendo una colonia española, y al estar Mayagüez tan cerca de La Española, al otro lado del Canal de la Mona, se había convertido en refugio para los que como los Duarte, no aceptaban el gobierno francés. La mayoría de los historiadores suponen que el primer hijo de los Duarte, Vicente Celestino, nació allí, en Mayagüez. La familia regresó a Santo Domingo en 1809, después de que la Guerra de la Reconquista devolviera el lado oriental de La Española al control español.
En 1819, Duarte se inscribió en la escuela del Prof. Manuel Aybar donde aprendió lectura, escritura, gramática y aritmética.
La independencia efímera y su contexto
El 1 de diciembre de 1821 Duarte tenía apenas ocho años cuando el escritor y político José Núñez de Cáceres declaró, por breve tiempo, la independencia del dominio colonial de España y cambió el nombre de la excolonia española por el de Haití Español. Nuñez de Cáceres representaba a un selecto y privilegiado grupo cansado de ser ignorado por la Corona y preocupado también por el nuevo giro liberal de Madrid. El proceso liderado por Cáceres, no fue un hecho aislado. La década de 1820 fue una época de profundos cambios políticos en todo el Mundo atlántico español y que influenció la manera de pensar de sectores de la pequeña burguesía como los Duarte.
En España, todo comenzó con un conflicto desmoralizador entre realistas y liberales en la Península Ibérica, lo que hoy se conoce como el Trienio Liberal, 1820-1823. Sin embargo, los eventos de la emancipación de 1821 en Santo Domingo fueron diferentes a los del resto del continente, ya fueron de corta duración. Aunque el gobierno de Núñez de Cáceres pidió apoyo del nuevo gobierno republicano de Simón Bolívar, su petición fue ignorada.
Los historiadores han llamado a este breve episodio de la historia dominicana como la Independencia Efímera. Este suceso culminó con la casi inmediata ocupación haitiana del territorio dominicano por el ejército del presidente haitiano Jean Pierre Boyer el 9 de febrero de 1822.
Ocupación haitiana
El presidente haitiano Jean Pierre Boyer envió un ejército invasor que ocupó la parte oriental de «La Española». Los haitianos abolieron la esclavitud de una vez por todas, ocupando Santo Domingo de manera oficial y unificándolo con Haití. Las pugnas entre Boyer y la élite de la antigua colonia española provocaron la migración masiva de muchos sectores, entre ellos los colonos. Algunos sectores de la parte oriental aspiraban a mantener la parte oriental de la isla en manos de las potencias imperiales europeas como manera de salvaguardarse del peligro que para ellos significaba la presencia haitiana. La ocupación provocó el debilitamiento de la élite colonial y los sectores burgueses que entraron en componenda con las autoridades haitianas se constituyeron en la nueva clase dominante.
Por otro lado , el 6 de enero de 1823, Boyer decretó el reclutamiento en el ejército haitiano de todos los jóvenes entre 16 y 25 años. Dicha medida hizo que la Universidad de Santo Domingo, perdiera sus estudiantes y por ende tuviera que cerrar sus puertas. El 14 de noviembre de 1824, Boyer estableció el francés como idioma oficial, único y obligatorio en los actos de los tribunales, del estado civil y de los notarios públicos en toda la isla.
Después de haber viajado gran parte de Europa por cuestiones académicas entre 1828 y 1831, y de haber entrado en contacto con la Revolución de Julio, Duarte regresó a Santo Domingo decidido a iniciar un movimiento revolucionario.
Fundación de La Trinitaria
El 16 de julio de 1838 Duarte fundó una sociedad secreta a la cual llamó La Trinitaria, que ayudó a socavar la ocupación haitiana. Algunos de sus primeros miembros incluyeron: Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra de Castro, Benito González, Felipe Alfáu y Juan Nepomuceno Ravelo (más adelante se unirían Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, adquiriendo un rol protagónico junto a Duarte).
Los trinitarios hacían su trabajo político a partir de una estructura celular clandestina. Los iniciados hacían el juramento de luchar por la independencia de la República Dominicana bajo el lema "Dios, Patria y Libertad".
En 1840 para sus actividades públicas constituyeron otra sociedad llamada La Filantrópica, que llevaba por lema "Paz, unión y amistad", y tenía una presencia más pública, tratando de difundir las ideas veladas de liberación a través de escenarios teatrales. Entre las obras que se llegaron a representar están: "Roma Libre" del dramaturgo italiano Vittorio Alfieri, "La viuda de Padilla" de Francisco Martínez de la Rosa, "Un día del año 23 en Cádiz" de Eugenio de Ochoa, entre otras.
Luego de varios intentos fallidos, los trinitarios no se sentían a vasto y fundaron La Dramática. En esta tercera sociedad, todos los trinitarios se dedicaron a la actuación.
En 1842, Duarte se convirtió en oficial de alto rango de la Guardia Nacional, a la sazón dirigida por el Gobierno haitiano. Para ese momento el régimen impuesto por Boyer había pasado de ser un gobierno liberal y progresista a convertirse en una dictadura en medio de graves problemas económicos y fuerte resistencia interna en la parte occidental de la isla. Los trinitarios, se unieron al movimiento revolucionario reformista haitiano denominado La Reforma que terminó por derrocar a la dictadura de Boyer en febrero de 1843, colocando a Charles Hérard en la presidencia de Haití.
Duarte encabezó dicho movimiento en la ciudad de Santo Domingo convirtiéndose en el líder político principal en ese momento. No obstante, las actividades independentistas de los trinitarios fueron delatadas y el nuevo presidente Charles Hérard encabezó la ocupación militar de las provincias dominicanas con el objetivo de desarticular el movimiento separatista.
Primer exilio y declaración de independencia
En 1843, en pleno preparativo para organizar el movimiento de independencia, Duarte tiene que abandonar el país de manera clandestina hacia Curazao por su conducta insurgente, donde le sorprende la noticia de la muerte de su padre el 25 de noviembre de ese año. Entonces, Duarte le indica a su madre vender el negocio familiar para financiar la revolución independentista.
En su ausencia, Sánchez tuvo que tomar las riendas del movimiento y realiza una alianza con el sector separatista conservador encabezado por Tomás Bobadilla y Briones y Buenaventura Báez, surgiendo el Manifiesto del 16 de enero de 1844. Todo esto, junto con la ayuda de muchos que querían librarse de los haitianos que gobernaban sobre los dominicanos condujo a la proclamación de la independencia el 27 de febrero 1844.
Regreso: primera constitución dominicana
Juan Pablo Duarte arribó a Santo Domingo el 15 de marzo de 1844, días después de declarada la independencia del país, cargado con las armas que había comprado en Curazao con el dinero de su propia familia y siendo recibido apoteósicamente como Padre de la Patria . De inmediato, fue designado general del ejército y vocal de la Junta Central que gobernaba la naciente república. Esta junta tuvo también como finalidad la designación del primer gobernante de la nación. Aunque Duarte fue apoyado por muchos como candidato a la presidencia y Mella incluso lo declaró presidente, Duarte declinó argumentando que sólo aceptaría el cargo por la elección mayoritaria de los dominicanos, lo que determinó que Tomás Bobadilla asumiera el cargo.
Duarte tenía un concepto definido de la nación dominicana y de sus integrantes. Su concepción de república era la de un patriota republicano, anticolonialista, liberal y progresista. En esa época redactó un proyecto de constitución que dice con claridad que la bandera dominicana puede cobijar a todas las razas, sin excluir ni dar predominio a ninguna.
Diferencias con Santana: segundo exilio
Enviado a combatir al ejército haitiano, entra en contradicciones con Pedro Santana, terrateniente, jefe del ejército en el sur del país y uno de los principales caudillos del sector conservador, de tendencias colonialistas y anexionistas.
El 26 de mayo de 1844, Tomás Bobadilla, jurista y primer gobernador de la nueva Junta, propuso convertir la república en un protectorado de Francia. El sector conservador liderado por Bobadilla se había adueñado del poder y tenía mayoría en la recién creada Junta Central Gubernativa. El 9 de junio, Duarte encabezó junto a Sánchez un golpe de estado que destituyó a Bobadilla y sustituyó los miembros conservadores de la Junta Central por otros liberales. Esta nueva Junta, ahora encabezada por Sánchez, envió a Duarte y a Mella a la región norte a conseguir apoyo. En julio, el ejército del norte proclamó a Duarte como presidente. A pesar de que Duarte no aceptó, Santana protestó y, apoyándose en el ejército del sur, entró a Santo Domingo y disolvió la Junta que presidía Sánchez, creando otra. En agosto, Santana dispuso el apresamiento de Duarte, quien se rehusaba volver al dominio español. Sin embargo, se dejó apresar para evitar una guerra civil que pudiera ser aprovechada por los haitianos y el 10 de septiembre, Santana declaró a Duarte, Sánchez, Mella y otros liberales "traidores a la Patria" enviándolos al exilio en Hamburgo. Tras una breve estancia de en Hamburgo, el 30 de noviembre Duarte se trasladó a La Guaira, donde su familia completa, ahora sumida en la miseria, también había sido desterrada por Santana.
En febrero de 1845, estando en Caracas, recibió la noticia del fusilamiento de María Trinidad Sánchez. Asumiéndose culpable de esta muerte, y rechazando la idea de alentar una guerra civil, Duarte desapareció de la vida pública, internándose en la selva venezolana. Después de escribir su libro "La Cartera Del Proscripto" se radicó en la ciudad de Angostura, perdiendo todo contacto con amigos y familiares por más de quince años.
En 1861, debido una vez más a las invasiones haitianas, el desorden interno, y su mal gobierno, Santana reconvirtió a la nueva nación en una colonia española (conocida como la Anexión a España). Por esta acción, fue galardonado con el título de Marqués de Las Carreras por la reina Isabel II.
En 1862, Duarte reapareció en Caracas para organizar junto a su hermano Vicente Celestino una pequeña expedición.
El 24 de marzo de 1864, Duarte regresó a Santo Domingo para ponerse a las órdenes del gobierno restaurador en armas de Santiago de los Caballeros. Este gobierno decidió nombrarlo su representante en el exterior con la misión de obtener apoyo de Venezuela y los demás países en la lucha militar contra España.
Último exilio, muerte, legado y honores.
El 7 de junio de 1864, Duarte fue enviado como cónsul al exterior con el objetivo de recolectar fondos para la causa restauradora. Esta misión terminó por convertirse en otra especie de exilio, aunque no se puede afirmar que esa fuera la intención del gobierno restaurador. A Duarte le fue ofrecida una pensión honorífica que fue incumplida y se quedó en Venezuela con su familia, subsistiendo de ingresos provenientes de una fábrica de velas.
A pesar de que el presidente Ignacio María González le pidió que regresara, Duarte permaneció en Venezuela hasta su fallecimiento el 15 de julio de 1876 en Caracas. Sus restos fueron trasladados a suelo dominicano en 1884, irónicamente, por el gobierno de Ulises Heureaux dictador de ascendencia haitiana, quien lo declaró Padre de la Patria junto a Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella. En 1944,los restos de los tres héroes nacionales fueron sepultados en el Altar de la Patria, donde se encuentran.
Duarte sentó las bases para el advenimiento de una República que como estado democrático garantizara la igualdad de oportunidades y la libertad de sus ciudadanos.
Los viajes de estudios que realizó a Europa en su adolescencia, lo pusieron en contacto con las ideales liberales de la Revolución Francesa, lo que influyó mucho en sus actitudes posteriores en las luchas independentistas. Una de sus frases más emblemáticas fue sin lugar a dudas ¡Vivir sin patria, es lo mismo que vivir sin honor!
Se le atribuye, además, ser un precursor del teatro dominicano, mediante la promoción de eventos teatrales a través de sociedades como "La Filantrópica" y "La Dramática", con obras alusivas al ideal de libertad de los dominicanos.
El Pico Duarte, la montaña más alta del Caribe y otros lugares de interés llevan su nombre.Su casa natal fue convertida en un museo. En la misma vivió la familia Duarte-Diez desde su llegada a Santo Domingo hasta su exilio.
En Union City (Nueva Jersey), una ciudad colindante con la ciudad de Nueva York, existe un parque llamado Juan Pablo Duarte Square en su honor. El 26 de enero de 1978, en el 165to. del nacimiento de Duarte, el Consulado dominicano en esa ciudad, erigió una estatua en el mismo parque.
En el 2000, el alcalde de Nueva York de ese entonces Rudolph Giuliani firmó un proyecto de ley agregando el nombre Juan Pablo Duarte Boulevard a la St. Nicholas Avenue, designando el tramo de la Décima Avenida y West 162nd Street hasta la intersección de West 193rd Street y Fort George Hill.
El 24 de febrero de 2011, en conmemoración del 167mo. aniversario de la Independencia Nacional de la República Dominicana, fue inaugurada una estatua suya en el Jardim do Campo Grande, frente a las instalaciones de la embajada de la República Dominicana en Lisboa.
El 26 de enero de 2013 se celebró el bicentenario de su nacimiento.
Vida privada
La vida personal de Duarte hasta la fecha es tema de discusión. Se sabe que fue un poeta seguidor del Romanticismo. También solía tocar la guitarra, el piano y la flauta; además practicaba esgrima.
Durante su juventud Duarte mantuvo varias relaciones amorosas. La primera relación la sostuvo con María Antonia Bobadilla, la cual terminó años después por razones desconocidas. Años después, Duarte se enamoró de Prudencia “Nona” Lluberes, descendiente de catalanes con quien llegó a formalizar una relación que se vio interrumpida debido a su destierro y su posterior padecimiento de tuberculosis. Las fechas en las que Duarte mantuvo estas relaciones no se conocen, dada la imprecisión sobre su vida privada y a los últimos años de su vida en el exilio. También algunos historiadores certifican que tuvo un hijo durante su estadía en Venezuela con una mujer llamada Marcela Mercedes.
Controversias
Duarte se encontraba en el exilio en 1844, justo en el momento de proclamar la independencia dominicana, por lo que algunos historiadores sostienen que éste no merece ser incluido como uno de los Padres de la Patria.3 El catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Paulino Ramos, quien además es miembro de la Academia Dominicana de la Historia desmintió esta teoría diciendo "Si salió del país fue porque se tenía como cierto que, de ser apresado, el movimiento podía fracasar", dando a entender que Duarte utilizó su viaje a Curazao en ese momento como estrategia y no por cobardía como se insinuó.
En 2007, se lanzó una película en la ciudad de Nueva York llamada "Padres del Racismo", calificando a Duarte y a los demás trinitarios como racistas. La película fue producida por Taína Mirabal, quien declaró: "Duarte fue un racista, es una verdad que ha sido ocultada por los grupos de poder que quieren mantener el control de los recursos del país (República Dominicana)", Mirabal se definió como antiduartiana y recalcó que la historia del fundador de la nacionalidad dominicana fue distorsionada. Además acotó que Duarte se inspiró en los Dominicos para el nombre de la República, diciendo: "los que encabezaron las matanzas contra los judíos durante la Inquisición española, los que quemaron las casas de los indígenas taínos en el Caribe, México y América del Sur". Según Mirabal, el Ku Klux Klan utilizó la cruz, copiando la bandera dominicana ideada por Duarte.
En 2008, el diario español El País, tuvo que hacer una aclaración sobre un error de investigación cometido por el periodista de ese medio José Antonio Hernández, quien publicó un artículo en dicho periódico titulado "844 palazos por traicionar a los trinitarios", en el cual se confunde a la Sociedad Secreta La Trinitaria, fundada por Juan Pablo Duarte en 1838 con el objetivo de lograr la independencia dominicana, con una pandilla de igual nombre que actualmente opera en el área de Madrid. El canciller dominicano Carlos Morales Troncoso envió una misiva al director del periódico exigiéndole una disculpa al país.
FRASES DE JUAN PABLO DUARTE
1: Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda Potencia extranjera o se hunde la isla.
2: Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante.
3: Hay palabras que por las ideas que revelan llaman nuestra atención y atraen nuestras simpatías hacia los seres que las pronuncian.
4: Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.
5: El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico...O no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional.
6: El esclavo soporta su suerte Aunque oprobia su triste vivir, pero el libre prefiere la muerte al oprobio de tal existir.
7: Vivir sin Patria, es lo mismo que vivir sin Honor.
8: Cuán triste, largo y cansado, cuán angustioso camino, señala el Ente divino al infeliz desterrado.
9: La Nación está obligada a conservar y proteger por medio de leyes sabias y justas la libertad personal, civil e individual así como la propiedad y demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen.
10: Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán víctimas de sus maquinaciones.
Las 48 mejores Frases de Juan Pablo Duarte
1-Vivir sin Patria, es lo mismo que vivir sin Honor.
2-La verdad no existe, solo existe la percepción que tenemos de ella.
3-La política no es una especulación; es una ciencia más pura y la más digna, después de la filosofía, de ocupar las inteligencias nobles.
4-Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla.
5-Yo soy dominicano.
6-Un estado de derecho que posibilite la integración popular y plural del pueblo dominicano como es en realidad.
7-Se prohíbe recompensar al delator y al traidor, por más que agrade la traición y aún cuando haya justos motivos para agradecer la delación.
8-Hay palabras que por las ideas que revelan llaman nuestra atención y atraen nuestras simpatías hacia los seres que las pronuncian.
9-El gobierno debe mostrarse justo y enérgico o no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional.
10-Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante.
11-Arrojado de mi suelo natal por ese bando parricida que empezando por proscribir a perpetuidad a los fundadores de la República ha concluído por vender al extranjero la Patria, cuya independencia jurara defender a todo trance, he arrastrado durante veinte años la vida nómada del proscrito.
12-Toda ley supone una autoridad de donde emana, y la causa eficiente y radical de ésta es, por derecho inherente, esencial al pueblo e imprescriptible de su soberanía.
13-No es la cruz el signo del padecimiento: es el símbolo de la redención.
14-Toda autoridad no constituida con arreglo a la ley es ilegítima, y por tanto, no tiene derecho alguno a gobernar ni se está en la obligación de obedecerla.
15-Por la Cruz, por la Patria y su gloria denodados al campo marchemos: si nos niega el laurel la victoria, del martirio la palma alcancemos.
16-La Nación dominicana es libre e independiente y no es ni puede ser jamás integrante de ninguna potencia, ni el patrimonio de ninguna Potencia, ni el patrimonio de familia ni persona alguna propia, ni mucho menos extraña.
17-La Nación dominicana es la reunión de todos los dominicanos. La Nación dominicana es libre e independiente y no es ni puede ser jamás parte integrante de ninguna otra Potencia, ni el patrimonio de familia ni persona alguna propia ni mucho menos extraña.
18-El crimen no prescribe ni queda jamás impune.
19-Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.
20-Trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.
21-La ley no puede tener, ni podrá tener jamás, efecto retroactivo.
22-En lo que no están de acuerdo nuestros libertos es en lo del amo que quieren imponerle al pueblo.
23-Todo poder dominicano está y deberá estar siempre, limitado por la ley y ésta por la justicia, la cual consiste en dar a cada uno lo que en derecho le pertenezca.
24-Toda ley no declarada irrevocable es derrogable y también reformable en el todo o en parte de ella. Toda ley no derogada clara y terminantemente, se considera vigente. La ley no puede tener, ni podrá jamás tener, efecto retroactivo. Ninguno podrá ser juzgado sino con arreglo a la ley vigente y anterior a su delito; ni podrá aplicársele en ningún caso otra pena que la establecida por las leyes y en la forma que ellas prescriban. Lo que la ley no prohíbe, ninguna persona, sea o no sea autoridad, tiene derecho a prohibirlo. La ley, salvo las restricciones del derecho, debe ser conservadora y protectora de la vida, libertad, honor y propiedades del individuo. Para la derrogación de una ley se guardarán los mismos trámites y formalidades que para su formación se hubieren observado. La ley es la regla a la cual deben acomodar sus actos, así los gobernados como los gobernantes..
25-Bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto no menosprecies la corrección del Todopoderoso; porque El es quien hace la llaga, y El la vendará; El hiere, y sus manos curan.
26-Los providencialistas son los que salvarán la Patria del infierno a que la tienen condenada los ateos, cosmopolitas y orcopolitas.
27-Sed felices, hijos de Puerto Plata; y mi corazón estará satisfecho aún exonerado del mando que queréis que obtenga; pero sed justos, lo primero, si queréis ser felices. Es ese el primer deber del hombre; y sed unidos, y así apagaréis la tea de la discordia y venceréis a vuestros enemigos, y la patria será libre y salva. Yo obtendré la mayor recompensa, la única a la que aspiro, al veros libres, felices, independientes y tranquilos.
28-Por desesperada que sea la causa de mi Patria, siempre sera la causa del honor y siempre estaré dispuesto a honrar su enseña con mi sangre.
29-La ley es la que da al gobernante el derecho de mandar e impone al gobernado la obligación de obedecer.
30-Se prohibe recompensar al delator y al traidor, por más que agrade la traición y aún cuando haya justos motivos para agradecer la delación.
31-Nuestra patria sabe a sangre y un grupo de dominicanos indolentes hacen de nuestro país una cueva de traidores ya preparen nuevamente los cañones aquí se peleara con mas fuerzas para sacar a los invasores.
32-¿Tienes amigos? Prepáralos, porque los días se acercan; procura que no se descarríen, pues va a sonar la hora de anularse para siempre, la hora tremenda del juicio de Dios, y el Providencial no será vengativo, pero si justiciero.
33-La Nación está obligada a conservar y proteger por medio de leyes sabias y justas la libertad personal, civil e individual así como la propiedad y demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen.
34-Ninguno podrá ser juzgado en causas civiles y criminales por ninguna comisión, sino por el Tribunal competente determinado con anterioridad.
35-Sonó la hora de la gran traición y sonó también para mí la hora de la vuelta a la Patria: el Señor allanó mis caminos.
36-Si he vuelto a mi patria después de tantos años de ausencia, ha sido para servirla con alma vida y corazón, siendo cual siempre fui, motivo de amor entre todos los verdaderos dominicanos y jamás piedra de escándalo, ni manzana de la discordia.
37-Los blancos, morenos, cobrizos, cruzados, marchando serenos, unidos y osados, la patria salvemos de viles tiranos, y al mundo mostremos que somos hermanos.
38-Ningún poder en la tierra es ilimitado, ni el de la ley tampoco. Todo poder dominicano está y deberá estar siempre limitado por la ley y ésta por la justicia, la cual consiste en dar a cada uno lo que en derecho le pertenezca.
39-Sed justos lo primero, si queréis ser felices. Ese es el primer deber del hombre; y ser unidos, y así apagaréis la tea de la discordia y venceréis a vuestros enemigos, y la patria será libre y salva. Yo obtendré la mayor recompensa, la única a que aspiro, al veros libres, felices, independientes y tranquilos.
40-No he dejado ni dejaré de trabajar en favor de nuestra santa causa haciendo por ella, como siempre, mas de lo que puedo; y si no he hecho ahora todo lo que debo y he querido, quiero y querré hacer siempre en su obsequio, es porque nunca falta quien desbarate con los pies lo que yo hago con las manos.
41-La religión predominante en el Estado deberá ser siempre la Católica, Apostólica, sin perjuicio de la libertad de conciencia y tolerancia de cultos y de sociedades no contrarias a la moral pública y caridad evangélica.
42-El amor de la patria nos hizo contraer compromisos sagrados para con la generación venidera; necesario es cumplirlos, o renunciar a la idea de aparecer ante el tribunal de la Historia con el honor de hombres libres, fieles y perseverantes.
43-Nada hacemos con estar excitando al pueblo y conformamos con esa disposición, sin hacerla servir para un fín positivo, práctico y trascendental.
44-Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones.
45-Lo poco o mucho que hemos podido hacer o hiciéramos aún en obsequio de una Patria que nos es tan cara y tan digna de mejor suerte, no dejará de tener imitadores; y este consuelo nos acompañará en la tumba.
46-Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están muy acordes en estas ideas: destruir la Nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la nación entera.
47-No somos más que unos ambiciosos que independizamos nuestro pueblo por ambición y no tuvimos talento para hacer nuestra la riqueza ajena; mientras que ellos, son los hombres honrados y virtuosos pues han tenido la habilidad de hacerlo todo, hasta llamar al extranjero; muestra inequívoca de lo muy amado que serán por la justicia con que han procedido y procederán para con Dios y la patria y la libertad del dominicano.
48-Si los españoles tiene su monarquía española, y Francia la suya francesa; si hasta los haitianos han constituido la República Haitiana, ¿por qué han de estar los dominicanos sometidos, ya a la Francia, ya a España, ya a los mismos haitianos, sin pensar en constituirse como los demás?.
POEMAS DE JUAN PABLO DUARTE
-Romance
Era la noche sombría,
de silencio y de calma;
era una noche de oprobio
para la gente de Ozama.
Noche de mengua y quebranto
para la Patria adorada.
El recordarla tan sólo
el corazón apesara.
Ocho los míseros eran
que mano aviesa lanzaba,
en pos de sus compañeros
hacia la extranjera playa.
Ellos que al nombre de Dios,
Patria y Libertad se alzaran;
ellos que al pueblo le dieron
la Independencia anhelada.
Lanzados fueron del suelo
por cuya dicha lucharan;
proscritos, sí, por traidores
los que de lealtad sobraban.
Se les miró descender
a la ribera callada,
se les oyó despedirse,
y de su voz apagada
yo recogí los acentos
que por el aire vagaban.
-LA CARTERA DEL PROSCRITO
Cuán triste, largo y cansado,
cuán angustioso camino,
señala el Ente divino
al infeliz desterrado.
Ir por el mundo perdido
a merecer su piedad,
en profunda oscuridad
el horizonte sumido.
Qué triste es verlo pasar
tan apacible y sereno,
y saber que allí en su seno
es la mansión del pesar.
El suelo dejar querido
de nuestra infancia testigo,
sin columbrar a un amigo
de quien decir me despido.
Pues cuando en la tempestad
se ve perder la esperanza,
estréllase en la mudanza
la nave de la amistad.
Y andar, andar errabundo,
sin encontrar del camino
el triste fin que el destino
le depare aquí en el mundo.
Y recordar y gemir
por no mirar a su lado,
algún objeto adorado
a quién ¿te acuerdas? decir.
Llegar a tierra extranjera
sin idea alguna ilusoria,
sin porvenir y sin gloria,
sin penares ni bandera.
–
Ingrato, Hincha es tu suelo,
Que producir no ha sabido
Sino un traidor fementido.
Que habrá de serle fatal,
Y tú, Prado, que aposentas
Verdugo tan inhumano,
Ay!… que por siniestra mano
Sembrado te veas de sal.
–
Cantad, alegres sirenas,
Las del Ozama en la orilla,
que ya para él no hay cadenas
ni ya para él hay mancilla.
No os cuidéis de los cantares
que aborta mi fantasía,
ni de los negros pesares
que rasgan el alma mía.
Cantad, sirenas, cantad,
cantad un canto por mí,
que anuncie la Libertad
al suelo donde nací.
–
Era la noche sombría,
Y silenciosa y de calma;
Era una noche de oprobio
Para la gente de Ozama.
Noche de mengua y quebranto
Para la Patria adorada.
El recordarla tan sólo
El corazón apesara.
Ocho los míseros eran
Que mano aviesa lanzaba,
En pos de sus compañeros
Hacia la extranjera playa.
Ellos que al nombre de Dios
Patria y libertad se alzaran;
Ellos que al pueblo le dieron
La independencia anhelada.
Lanzados fueron del suelo
Por cuya dicha lucharon;
Proscritos, si, por traidores
Los que de lealtad sobraban.
Se les miró descender
A la ribera callada,
Se les oyó despedirse
Y de su voz apagada
Yo recogí los acentos
Que por el aire vagaban.
–
Mas ni hay Benavente
Ni hay más España:
Su cetro potente
Tórnose de caña
Tan extraña y vana
Cual son los Borbones:
Su timbre un Santana,
Blasón sus traidores.
–
Soy Templario, me decías un día
Jacinto un tiempo de la Patria amada…
Soy Templario, repetirlo, sí debes
Allá en el cielo tú mirar clavada…
Soy Templario, repetir debemos
Lo que en el pecho el honor sentimos…
–
Triste es la noche, muy triste
para el pobre marinero
a quien en el Ponto
fiero acosa la tempestad.
Triste es la noche, muy triste
para el infeliz viajero
que en el ignoto sendero
descarnó la oscuridad.
Triste es la noche, muy triste
para el mísero mendigo
que si pan, tal vez, ni abrigo
maldice la sociedad.
Triste es la noche, muy triste
para el bueno y leal patricio
a quien aguarda el suplicio
que le alzó la, iniquidad.
Mientras que del expatriado
no cambia la suerte ruda
y aún la misma muerte cruda
parece que le ha olvidado.
Ve cómo asoma al dintel
de su albergue miserable
desterrando inexorable
la escasa luz que había en él;
Ve como extiende su manto
de tinieblas al entrar
y con ellas aumentar
del alma el hondo quebranto.
Que viene en pos de su huella
todo cuanto fue y existe,
y con su sombra se viste
de color triste que ella.
El corazón en dolor
ve venir la noche yerta
la adusta frente cubierta
de insomnio, angustia y rigor.
-Suplicas
Si amorosos me vieran tus ojos
acabarían mis penas en bien,
pues quitaras así de mi sien
la corona que ciñe de abrojos.
Y a mi pecho volvieras la calma
que otro tiempo gozó placentero,
y hoy le niega el destino severo
insensible a las penas del alma.
No le imites, señora, te ruego,
no te cause placer mi amargura,
y al mirar mi acendrada ternura
no me tomes como él el sosiego.
Que no en vano se postra mi amor
a los pies de la esquiva beldad;
No me digas ¡oh no! por piedad
que me tienes también en horror.
Pues es tal de este amor la vehemencia,
que no obstante el rigor de mi suerte,
yo he jurado por siempre quererte…
a pesar de tu cruda inclemencia.
0 comentarios:
Publicar un comentario