¿ORGANIZADA O NACIDA?



P. Sobre esta roca edificaré mi Iglesia (Mateo 16:18)...
Si rehúsa escucharlos a ellos, dilo a la Iglesia; y si también
rehúsa escuchar a la Iglesia sea para ti como el gentil y
al publicano. «De cierto os digo que todo lo que atéis en
la tierra, estará atado en el cielo; y todo lo que desatéis
en la tierra estará desatado en el cielo» (Mateo 18:17-18)...
«porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,
allí estoy en medio de ellos».





R. Sabemos que Jesús dio nacimiento a su Iglesia mediante
su muerte redentora; pero en ningún lugar leemos
que El la organizara con reglas meticulosas como las que
son dadas en el Antiguo Testamento, en cuanto a la religión
judía.

Tampoco leemos en ninguna parte de la Escritura que
la Iglesia fuera organizada el día de Pentecostés ni en otro día alguno.
En ninguna parte se nos presenta la Iglesia
como organización, pero sí como cuerpo, con miembros en
función. Por eso hoy afirmamos que la Iglesia verdadera
no es una organización, sino un organismo vivo. La criatura
viene a existir por su nacimiento; sería absurdo decir
que tal ser vivo se organizó en el tiempo de venir a
existir y nacer. Igualmente, es absurdo decir que la Iglesia
de Cristo se organizó en tal o cual día. El Creador es
el Padre Celestial, Autor de organismos vivos.

Organizar es obra humana. La Iglesia local de Jerusalén
vino a existir; las Iglesias siguientes fundadas por
Pablo o cualquier otro de los testigos de Cristo vinieron a
existir de semejante manera por obra de Dios, obra que
el Espíritu Santo realiza en los corazones por la predicación
del Evangelio. Jesús dijo: «El que no naciere otra
vez no puede ver el Reino de Dios» (véase el comentario
de este texto en pág. 119). Los que nacieron del Espíritu
en Pentecostés, simplemente fueron «añadidos» a la Iglesia.
Las iglesias después de Pentecostés nacieron por las
casas, salvo los que nacieron por el Espíritu y la Palabra
en los atrios del templo de Jerusalén, pero no podían usar
aquel edificio para la comunión fraternal, puesto que era
un lugar público, que poseían legalmente los mismos enemigos
de la fe cristiana, y que sólo podían usar los ápóstoles
dentro de ciertos límites.

La organización eclesiástica vino después, y no demostró
ser una bendición, sino un lazo y motivo de tropiezo,
por haber desoído los ancianos o pastores el consejo de
1.a Pedro 5:14: «Pastoread la grey de Dios que está entre
vosotros, cuidando de ella, no forzados, sino voluntariamente,
no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto,
ni como teniendo señorío sobre los que están a vuestro
cuidado (Lit heredades a cuidar), mas siendo ejemplo de
la grey.»

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