Monte Olimpo, el volcán más grande del Sistema Solar situado en el planeta Marte.
Nuestra Luna está
cubierta de inmensos campos de basalto, lo que sugiere que tuvo una corta pero
considerable actividad volcánica que hoy muy probablemente está extinta.
Debido a las bajas
temperaturas del espacio, algunos volcanes de nuestro sistema solar están
formados de hielo que actúa como roca, mientras su agua líquida interna actúa
como la magma; esto ocurre -por ejemplo- en la fría luna de de Júpiter llamada Europa.
Estos reciben el nombre de criovolcáns, de los cuales hay también en Encélado.
Existen volcanes
un poco más similares a los terrestres, sobre otros satélites de Júpiter como
en el caso de Ío. La sonda Voyager 1 permitió fotografiar en marzo de 1979 una erupción
en Ío. Los astrofísicos estudian los datos de esta cosecha fantástica que
extiende el campo de estudio de la vulcanología. El conocimiento del fenómeno
tal como se produce sobre la Tierra
pasa en adelante por su estudio en el espacio.
La temperatura y
composición química de los volcanes del sistema solar varían considerablemente
entre los planetas y los satélites. Además, el tipo de materiales arrojados en
sus erupciones es muy diferente de los arrojados en la Tierra.
El
Voyager 2 de la Nasa, captó imágenes que mostraban una de las caras de
la luna jupiteriana repleta de fenómenos volcánicos. Son unas imágenes
que no dejan lugar a dudas, y nos demuestran que nuestro sistema solar
sigue activo, el volcán Pelé, lanza al espacio una gran nube de cenizas.
En los años venideros, los avances de la ciencia espacial nos seguirá asombrando con más descubrimientos sobre el comportamiento de nuestros vecinos, los planetas del Sistema Solar.
En los años venideros, los avances de la ciencia espacial nos seguirá asombrando con más descubrimientos sobre el comportamiento de nuestros vecinos, los planetas del Sistema Solar.
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