«Estuvo Jonás en el vientre de la ballena.»
(Mat. 12:40.)
P. Hace años sirve de blanco para el ridículo de los
incrédulos la narración de Jonás y la ballena, y nada extraño
que los creyentes débiles y sin estudios, queden perplejos
ante la pretendida sabiduría de los «menospreciadores
». Nos dicen estos científicamente, que la boca de la
ballena, así como su garganta, están construidas de modo
que resulta imposible que una ballena tragara a un hombre,
para no hablar de arrojarlo vivo. Ahora bien, ¿qué se
responde a esto?
R. Primero, que la Biblia en ninguna parte dice que
una ballena tragó a Jonás, como pretenden los incrédulos.
Si tan sabios son, ¿por qué no averiguan exacta y científicamente
lo que dice la Escritura? ¿Qué dice, pues, la Biblia?
Dice que «Jehová había prevenido un gran pez que
tragase a Jonás». Nótese que dice solamente gran pez, y
no ballena. El Nuevo Testamento usa la palabra ketos,
que según los diccionarios significa monstruo marino, un
monstruo marino cualquiera. Así resultan ignorantes de lo
que se trata, los sabios que hacen esfuerzos para probar
la falsedad de la Biblia, midiendo y explicando la hechura
de la boca de la ballena.
Segundo. Dado el caso que fuese una ballena, debieran
saber esos sabios que las hay de muchas clases y que existen
(o han existido) en el mismo Mediterráneo, monstruos
marinos tan grandes que no sólo podían tragarse un hombre,
sino un caballo entero. Hace algún tiempo se sacó un
caballo entero del vientre de uno de estos monstruos; y
sabido es el caso del hombre que cayó de abordo y fue
tragado por uno de estos monstruos maridos; y que muerto
el monstruo, se salvó vivo al desgraciado.
El conocido escritor Frank Bullen nos habla dé ballenas que al morir
arrojan todo el contenido del vientre, y de una ballena
especial perseguida y muerta, «cuyo alimento arrojado del
vientre consistía en cosas de tamaño enorme, algunas de
las cuales se parecían del tamaño de nuestra casita abordo,
8 pies por 6 y 6». Una ballena así, tragaría sin dificultad
media docena de hombres. Así que la oposición a la narración
bíblica, bajo el punto de vista de la boca de la ballena,
no se funda en conocimiento alguno superior, sino en la
ignorancia.
Pero, se dirá, «los gases o líquidos gástricos de una
ballena o monstruo marino, matarían infaliblemente a un
hombre». Naturalmente, si no se toma a Dios en cuenta
para nada; pero tomando al Autor de la vida en cuenta,
¿qué dificultad hay en creer que milagrosamente preservó
la de Jonás? El que conoce a Dios como debe conocérsele,
sabe bien que un Dios, sin milagros no es digno del
nombre de Dios.
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