¿IMPOTENTE?




«Fue Jehová con Judá y echó a los de las montañas;
mas no pudo echar a los que habitaban en
los llanos, los cuales tenían carros herrados.»
(Jueces 1:19)


P. Los enemigos de la Biblia creen ver la impotencia
del Omnipotente en este texto, mofándose de lo que llaman
otra contradicción de la Biblia. Creen que aquí la Escritura
hace constar que Jehová se vio impotente contra
los carros herrados de los cananeos del llano.



R. Por cierto, que hace falta naturaleza especial de
criticastro para no ver que el impotente, aquí, no fue Jehová,
sino Judá; es decir, la t r i bu de Judá.

Evidentemente, Judá confiaba en Dios, pero su fe tenía
alternativas y límites de acuerdo con sus propios conceptos
y cuando luchaba en las montañas confiaba en parte
en el Señor, a quien sin duda clamaba, pero también en la
ventaja que les daba como conocedores del terreno el luchar
en un terreno abrupto, en donde podían hacer la
guerra de emboscada. Mientras que en el llano y a campo
abierto, el enemigo, que era poseedor de carros herrados,
tenía evidente ventaja.

Si Judá hubiese tenido una fe poderosa y firme en el
poder omnipotente de su Dios, habría creído que aquel que
destruyó al ejército de Faraón en el mar Rojo e hizo tantas
maravillas en favor de sus antepasados era bastante
poderoso para derrotar a los carros herrados de los filisteos,
con su poder sobrenatural, pero su fe no era suficiente
para arriesgarse a tanto y fue por tal razón que no pudo
vencer al enemigo en el llano.
Recordemos cuántas veces se dice del mismo Señor Jesucristo
que «no pudo hacer allí muchas maravillas», no por limitación de su poder,
sino por falta de fe en aquellos
que necesitaban su ayuda.
Buena lección la de este pasaje del Antiguo Testamento
que parece no contar nada más que una experiencia
guerrera: «Esta es la victoria que vence al mundo —dice
Pablo—, nuestra fe.»

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