P. ¿Cómo se explica que siendo Zacarías quien dijo
a los judíos, en nombre de Dios, «¡dadme salario!», y le
pesaron 30 piezas de plata que él puso en el tesoro del
templo, y Dios le hizo exclamar proféticamente: «He aquí
el miserable precio en que he sido apreciado por los hijos
de Israel» (Zacarías 11:12-13), Mateo lo cita como del profeta
Jeremías?
R. La razón, han dicho algunos padres de la Iglesia, es
que los judíos tenían al profeta Jeremías como el primero
en la lista de los profetas, después de I s a í a s (para quien
tenían en otro rollo especial, véase Lucas 4:17), y aplicaban
el nombre de Jeremías como título general de todos los
profetas menores. Esta es la opinión que defiende el conocido
escritor Barnes y que reproduce W. R. Bradlaugh.
Otros apologistas bíblicos citan a San Agustín, quien
declara que en su tiempo había códices del Evangelio de
Mateo que decían en este pasaje de Mateo 27:9: «Como fue
dicho por el profeta», sin mencionar a ninguno en especial,
y algún copista escribió al margen la palabra Zou,
abreviatura hebrea de Zacarías, pero como la i y la j en
hebreo es la misma letra (como puede verse comparando
la palabra Yavéh que emplean las Biblias católicas y Jehová
que usan Reina-Valera) la palabra fue transformada en
Jou o Jeremías.
Los eruditos se inclinan unos por la primera y otros
por la segunda teoría. De todos modos es muy significativo
que San Agustín acredite haber visto códices antiguos sin
el nombre de ningún profeta. Probablemente que así estaba
el original de Mateo. Tenemos otros lugares donde
el evangelista cita profecías del Antiguo Testamento que
se referían a Cristo, como en el cap. 1:22; 2:5 y 23, en los
que el evangelista menciona la profecía del Antiguo Testamento sin indicar
qué profeta la pronunció. En cambio, en el versículo 17 del mismo capítulo 2,
cuando Mateo indica el nombre del profeta Jeremías lo hace acertadamente,
pues la profecía del lamento de Raquel se encuentra en
Jeremías 31:15.
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