Lo que en teología o acción social había sido algún tipo de elección formal se extendió así a un proceso de distinción o discriminación en que elegido era a menudo indistinguible de "mejor" o "más importante". (Muchas de las palabras que describen este complicado proceso de superposiciones —distinguido y preferido o selecto y escogido— exhiben la misma complejidad y superposición.)
Así, elegido fue en general equivalente (más allá de su uso específico para el resultado de una elección) al uso de elite posterior a mediados del siglo XVIII , y se lo prefería casi invariablemente para este sentido general. Pero tal vez a raíz de su polémico uso teológico, que se distinguía específicamente de la elección y la eminencia sociales, volvió a adoptarse la forma francesa, que -en definitiva reemplazó a elegido en todos sus sentidos generales como sustantivo. El verbo subsistió, desde luego, y elegidos y los elegidos se destacaron como designación de las personas formalmente escogidas (excepto en el uso residual de obispo electo, profesor electo y expresiones similares).
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