El Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos (MPRDDM), surgió en 1978 como una versión más de los grupos carismáticos que reclaman tener visiones de la Virgen María y eventualmente se convirtió en una escisión de la Iglesia Católica Romana de Uganda.
Sus líderes más visibles eran Credonia Mwerinde, el sacerdote Dominic Kataribaabo y Joseph Kibwetere. Teológicamente, el grupo, que llegó a reclamar tener cinco mil miembros, tenía una fuerte identificación con las tradiciones místicas y ascéticas del catolicismo histórico. Asimismo incorporaba elementos sincréticos propios de la cultura y mitos populares de Uganda. Entre los signos más evidentes del ascetismo están las prácticas cotidianas a que se sujetaban los miembros del movimiento: una sola comida al día, largas jornadas de trabajo, abstinencia sexual absoluta, privación del sueño y prohibiciones para hablar, comunicándose por períodos sólo a través de signos manuales. Obtener la membresía en el movimiento para La Restauración de los Diez Mandamientos implicaba renunciar a las comodidades terrenales y donar el dinero a los líderes.
El elemento místico es más prominente aún: El grupo era esencialmente aparicionista y se guiaba por supuestas visiones donde la Virgen María daba mensajes directos a sus principales líderes, algunos de los cuales también funcionaban como oráculos vivos en otras categorías.
LIDERAZGO DEL GRUPO APARICIONISTA
Los dirigentes más prominentes eran el sacerdote D. Kataribaabo quien tenía una maestría en Estudios Religiosos por la Universidad Jesuita de Loyola-Marymount en los Ángeles, Estados Unidos. Kataribaabo no estaba ex-comulgado de la Iglesia Católica como publicaron muchos medios de comunicación, sino que tenía una suspensión a divinis, término técnico para referirse a que su obispo lo había disciplinado para que no oficiara como sacerdote hasta que se resolvieran sus diferencias doctrinales.
Joseph Kibwetere quien era conocido como el profeta de la organización, era un laico activo con historial médico de crisis maniaco-depresivas. Había sido también un político reconocido. Su expediente clínico en el Hospital Psiquiátrico Butabika en Kampala, capital de Uganda, menciona que estuvo internado por esta causa por última vez en 1998. Kibwetere era uno de los principales videntes de la secta.
Credonia Mwerinde había sido una mujer conocida por su vida promiscua. Hasta su ingreso al MPRDDM había sido dueña de una cantina en Kanungu, la cual administraba con gran éxito. Algunas monjas y otros sacerdotes también formaban parte del liderazgo, pero el consenso es que las tres personas antes descritas tenían la preeminencia, con un rol especial que se le adscribe a C. Mwerinde, como la más influyente de los tres. Es importante tener en mente la estructura de este liderazgo, pues es lo que se puede llamar un liderazgo mesiánico colectivo que en la práctica opera ante los seguidores como una misma entidad representativa de la divinidad.
En Kanúngu, Uganda, el viernes, 18 de marzo del 2000 hallaron 235 cadáveres inicialmente, pero luego, el número de cadáveres fue ascendiendo paulatinamente. Eran adeptos cautivos en las redes del culto Movimiento para la Restauración de los Díez Mandamientos de Dios. Murieron víctimas de las mentes enfermizas de sus dos líderes: una antigua prostituta buscadora de riquezas ajenas y un ex sacerdote católico. Ambos son intensamente buscados por la Policía.
Encontraron enterrados en una fosa común a 150 personas estranguladas y a 74 envenenadas.
Sus líderes más visibles eran Credonia Mwerinde, el sacerdote Dominic Kataribaabo y Joseph Kibwetere. Teológicamente, el grupo, que llegó a reclamar tener cinco mil miembros, tenía una fuerte identificación con las tradiciones místicas y ascéticas del catolicismo histórico. Asimismo incorporaba elementos sincréticos propios de la cultura y mitos populares de Uganda. Entre los signos más evidentes del ascetismo están las prácticas cotidianas a que se sujetaban los miembros del movimiento: una sola comida al día, largas jornadas de trabajo, abstinencia sexual absoluta, privación del sueño y prohibiciones para hablar, comunicándose por períodos sólo a través de signos manuales. Obtener la membresía en el movimiento para La Restauración de los Diez Mandamientos implicaba renunciar a las comodidades terrenales y donar el dinero a los líderes.
El elemento místico es más prominente aún: El grupo era esencialmente aparicionista y se guiaba por supuestas visiones donde la Virgen María daba mensajes directos a sus principales líderes, algunos de los cuales también funcionaban como oráculos vivos en otras categorías.
LIDERAZGO DEL GRUPO APARICIONISTA
Los dirigentes más prominentes eran el sacerdote D. Kataribaabo quien tenía una maestría en Estudios Religiosos por la Universidad Jesuita de Loyola-Marymount en los Ángeles, Estados Unidos. Kataribaabo no estaba ex-comulgado de la Iglesia Católica como publicaron muchos medios de comunicación, sino que tenía una suspensión a divinis, término técnico para referirse a que su obispo lo había disciplinado para que no oficiara como sacerdote hasta que se resolvieran sus diferencias doctrinales.
Joseph Kibwetere quien era conocido como el profeta de la organización, era un laico activo con historial médico de crisis maniaco-depresivas. Había sido también un político reconocido. Su expediente clínico en el Hospital Psiquiátrico Butabika en Kampala, capital de Uganda, menciona que estuvo internado por esta causa por última vez en 1998. Kibwetere era uno de los principales videntes de la secta.
Credonia Mwerinde había sido una mujer conocida por su vida promiscua. Hasta su ingreso al MPRDDM había sido dueña de una cantina en Kanungu, la cual administraba con gran éxito. Algunas monjas y otros sacerdotes también formaban parte del liderazgo, pero el consenso es que las tres personas antes descritas tenían la preeminencia, con un rol especial que se le adscribe a C. Mwerinde, como la más influyente de los tres. Es importante tener en mente la estructura de este liderazgo, pues es lo que se puede llamar un liderazgo mesiánico colectivo que en la práctica opera ante los seguidores como una misma entidad representativa de la divinidad.
En Kanúngu, Uganda, el viernes, 18 de marzo del 2000 hallaron 235 cadáveres inicialmente, pero luego, el número de cadáveres fue ascendiendo paulatinamente. Eran adeptos cautivos en las redes del culto Movimiento para la Restauración de los Díez Mandamientos de Dios. Murieron víctimas de las mentes enfermizas de sus dos líderes: una antigua prostituta buscadora de riquezas ajenas y un ex sacerdote católico. Ambos son intensamente buscados por la Policía.
Encontraron enterrados en una fosa común a 150 personas estranguladas y a 74 envenenadas.
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